Oh amado Jesús:
Ayúdame a a esparcir tu fragancia por donde quiera que vaya.
Penetra y posee todo mi ser tan completamente,
que mi vida entera sea un resplendor de la Tuya.
Brilla a través de mi y permanece tan dentro de mí,
que cada alma con que me encuentre...
pueda sentir Tu presencia en la mía.
¡Permite que no me vean a mí sino solamente a Jesús!
Quédate conmigo y empezaré a resplandecer como Tú,
a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás.
La luz, oh Jesús, vendrá toda de Tí,
nada de ella será mía; serás Tú quien resplandezca
sobre los demás a través de mí.
Brillando sobre quienes me rodean,
permíteme alabarte como más te gusta.
Permíteme predicarte sin predicar,
no con palabras sino a través de mi ejemplo,
a través de la fuerza atractiva,
de la influencia armoniosa de todo lo que haga,
de la inefable plenitud del amor que
existe en mí corazón por ti.
Amén.
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