domingo, 21 de febrero de 2010

El lema de mi Primera Promesa al Carmelo Teresiano

eso fue el 10 de Octubre del Año del Señor 2005, dulce recuerdo de cuando Su Majestad me aceptó como su prometida...



Hoy sigo más enamorada que entonces... y ya definitivamente para Él

martes, 16 de febrero de 2010

ALGO PARA PENSAR EN ESTA CUARESMA (y siempre)

Hay una manera santa de tener siempre a la vista los pecados propios, la manera como los tenía Santa Teresa; recuerden aquel párrafo final, tan hermoso, del libro de su Vida, en que  pide al Señor  "no permita se pierda esta alma que con tantos artificios y maneras ha sacado Su Majestad del infierno y traído a sí".  Este modo de recordar los pecados, que es el de todos los santos, hace brotar en el alma gratitud, humildad y otras muchas virtudes; pero hay una segunda manera de tener los pecados delante de los ojos, y ésta es dañosa: anclarse en sus pecados sin levantar anclas jamás. Hay muchas almas ancladas aquí, que no dan un paso en el camino de su santificación; son almas rateras, como decía Santa Teresa. Con pretexto de arrepentirse más, se entretienen en revolver los pecados de su vida pasada para confesarlos una y otra vez (cosa que yo no les aconsejo hagan), y se agitan con que si les falta o no algo a sus confesiones, llegando a dudar prácticamente de la misericordia de Dios, que conoce tan bien nuestra miseria, cuando podrían ganarse esa misericordia en un momento si se fiasen de ella, obligando amorosamente al Señor a ocuparse de suplir las propias deficiencias.  A estas tales almas no les queda tiempo para emplearlo en otra cosa mucho más importante que se refiere a la pureza de corazón, y con tanto remirar los pecados de la vida pasada se descuidan en combatir la de la vida presente.
A los pecados cometidos hace tiempo y confesados de buena voluntad, basta tener una idea general para arrepentirse en conjunto; en cambio, los pecados que nos envuelven en estos momentos, sí que nos han de preocupar; hay que procurar desenredarse de ellos lo más posible, ya que, como saben, los veniales, que por misericordia de Dios suelen ser los que tratamos, nunca nos veremos libres del todo hasta la muerte.  Es una de nuestras grandes miserias, y hemos de fijarnos, sobre todo, no en sus manifestaciones exteriores (como, por ejemplo, en el número de caídas) sino en las raíces de estos pecados, en las malas pasiones que anidan en el corazón.  Para examinarme de que he faltado diez veces con el pensamiento, de que he contestado cinco con impaciencia, no me hacen falta Ejercicios Espirituales, la meditación de los pecados son para examinar el estado de mi corazón delante de Dios, cuáles son las malas tendencias que me impiden dárselo por entero y de qué modo y en que grado las fomento yo, y para resolverme eficazmente a desarraigarlas de una vez.
Personas fervorosas hay muchas, pero hay muy pocas que maduren y lleguen a dar verdadero fruto de santidad. Hay que ajustar el corazón al  patrón de Cristo, y el patrón es éste: que yo sea humilde, que me tenga por el último de todos y siempre crea que me tratan demasiado bien.  Plantar la cruz de Cristo en el corazón, y anidar allí en ella, y no desear bajar de ella jamás; esta es la verdadera conversión que nos hace falta.
Pidamos luz, y como el publicano de la parábola, pidamos misericordia, para que Dios nos haga  la gracia de descubrir y arrancar estas malas raíces y pueda levantarnos así, pues ya saben que dijo: El que se exalte será humillado y el que se humille será ensalzado (Lc 14.11)

Ejercicios Espirituales III - Ejercicios en Batuecas (1942)
P. Alfonso Torres, S.I.

sábado, 13 de febrero de 2010

viernes, 12 de febrero de 2010

LA PRIMERA LECCIÓN

Preguntaron a una madre cuál era el secreto para obtener que sus hijos fueran tan amados por los demás, y ella respondió:
-"Mi primera lección es enseñarles a sonreír".
Y resumía así los consejos que ella da a sus hijos:
-Sonríe, sonríe, hasta que notes que tu continua seriedad o tu severidad habitual hayan desaparecido.
-Sonríe, hasta que logres que el calor de tu rostro alegre, caliente tu corazón que tiende a ser frío.
Recuerda que tu sonrisa tiene un trabajo que hacer:
Ganar amigos para ti, y almas para Dios.
Puedes ser apóstol con sólo sonreír.
Sonríe a los rostros solitarios.
Sonríe a los rostros enfermos.
Sonríe a los rostros arrugados de los ancianos.
Sonríe a los rostros sucios de los pordioseros.
Deja que en tu familia todos gocen de la belleza y de la inspiración que provienen de tu rostro sonriente.
Cuenta, si tú quieres, el número de sonrisas que la tuya haya despertado en otros durante el día.
Ese número representa cuántas veces tú has fomentado la felicidad, la alegría, el ánimo y la confianza en otros corazones.
La influencia de la sonrisa se extenderá hasta donde tú ni siquiera alcanzas a sospechar.
Tu sonrisa te abre muchas puertas, allana las dificultades y hasta puede obtenerte excepcionales favores.
Puede ser un comienzo de conversión a la Fe.
Puede ganarte un sin número de verdaderos amigos.
Y sonríe también a Dios: aceptando lo que él quiere que te suceda, porque ya sabes que todo redunda en bien de los que aman al Señor.

Sufrir con amor es delicioso, pero sonreír en el sufrimiento es el arte supremo del amor.
Sonreír en el sufrimiento es cubrir con pétalos vistosos y perfumados las espinas de la vida, para que los demás sólo vean lo que agrada, y Dios, que ve en lo profundo, anote lo que nos va a recompensar.

P. Eliecer Salesman ( Sacerdote saleciano)

domingo, 7 de febrero de 2010

SÓLO PORQUE TÚ ME LLAMAS...

Llegar tras larga marcha, a la orilla de tu playa.
Estrenar camino nuevo
sólo porque Tú me llamas...
Camino sin tierra firme, hecha de fe sobre el agua,
avanzando mar adentro
sólo porque Tú me llamas...

Y andando a paso ligero, vaya, Señor, donde vayas,
porque tiene el corazón, de Tí, tremenda nostalgia.

Desborda ahora el corazón, con una grande esperanza:
que al final de este camino, para todos habrá casa,
y la mesa del banquete, y el abrazo a la llegada,
y la promesa cumplida que nos dejó tu palabra.

Hoy caminaré de nuevo ligera y enamorada,
con un amor que se crece,
a medida que se avanza
por la esperanza, hecha alegre, en fe vivida y probada.
Hoy quiero sobre tu Mar, poner mi pie confiada
y andando a paso ligero, vaya, Señor, donde vayas
que vive ya el corazón
sólo porque Tú lo llamas...

                                                                            María Isabel Pereda
                                                                           Palabras a Dios y al pueblo


sábado, 6 de febrero de 2010

SAN JOSE BENDITO...

San José bendito tú has sido el árbol elegido por Dios no para dar fruto, sino para dar sombra.

Sombra protectora de María, tu esposa; sombra de Jesús, que te llamó Padre y al que te entregaste del todo.

Tu vida, tejida de trabajo y de silencio, me enseña a ser fiel en todas las situaciones; me enseña, sobre todo, a esperar en la oscuridad.

Siete dolores y siete gozos resumen tu existencia: fueron los gozos de Cristo y María, expresión de tu donación sin límites.

Que tu ejemplo de hombre justo y bueno me acompañe en todo momento para saber florecer
allí donde la voluntad de Dios me ha plantado. Amén!

Desconozco el autor

miércoles, 3 de febrero de 2010