miércoles, 28 de octubre de 2009

Aquí estoy, Señor

Jesús...el Camino

"Es necio el caminante que atraído por la belleza del camino olvida la meta" 

San Gregorio Magno



Jesús le dijo:
"¿Qué quieres que haga por tí?"

El ciego le contestó:
"Maestro, que pueda ver".
Jesús le dijo:
"Vete, tu fe te ha salvado".

En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.
                                                                                                      Mc.10,51-52



¿Donde lleva el Camino que tú sigues?

Señor: Danos una mirada que vea lo esencial !!

domingo, 11 de octubre de 2009

Yehude



El violinista Yehudi Menuhin escribió: "A partir del momento en que las palabras se cantan, éstas penetran hasta lo recóndito del alma.

Estoy persuadido de que los jóvenes que hoy evitan las iglesias, vendrían en masa si encontraran el misterio que allí debe reinar".

sábado, 10 de octubre de 2009

La lamparilla del Sagrario


Ella no dice nada.

No sabe decir nada... pero su silencio habla por ella...

Le vale más callar que hablar. Su palabra es el acto por el que se va consumiendo lentamente delante del Santo de los Santos.

¿No conoce ya bastante, esta lamparilla, la monotonía de los días y la duración de las noches profundas en las que, sola, vela delante de Dios?

Poco le importa, le basta estar aquí, lucecita de alegría para el Amado que ella mira siempre, permaneciendo bajo la gran Luz de Su Rostro.

Permanece aquí donde Él la colocó, sin desear estar en otro sitio.

Si el huracán la agitara o la hiciera sufrir, se callaría también.

Sabe que Él la mira. Se da en cada momento.

Así es su gran Adoración, su Acto perfecto de Amor.

Cuanto más profundas son las noches, tanto más arde en el vacío inmenso del santuario, que su perseverancia tan generosa ilumina como una estrella.

No se ocupa más que de Él, de Aquél que ama, para Quién sólo ella gasta todo lo que es y lo que tiene.

Saca toda su fuerza de esta convicción: ELLA ARDE PARA ÉL.

Carmelitas Descalzas de Valladolid-Campo Grande

jueves, 8 de octubre de 2009

Las cartas de Juanito


Querido Dios:

Uno vive en este mundo, inmerso en la realidad de esta época, mirando un poco angustiado las cosas que suceden, y se pregunta: - Y yo tan pequeño y tan pobre ¿qué puedo hacer para ayudar a mejorar ésto? -

Y mi imaginación se dispara y me veo en tu humilde hogar, en medio de tu familia y amigos, uno más entre ellos, comentando los sucesos recientes.

Mientras María, tu mamita, acomoda esteras en las habitaciones, haciéndolas lo más cómodas posibles, para dar cama y cobijo a algunos desalojados por no poder pagar el alquiler, y Marta con María de Alfeo amasan el pan y cocinan las verduras y pescado, para alimentarlos, Pedro en la cocina, relata exaltado y gesticulando que se unió a la manifestación de los que reclaman pan y trabajo, y levantan carpas frente al Sanedrín.

Andrés asiente mientras humilde, dice que él sólo pudo socorrer con algunas monedas a varias mujeres que parecían desesperanzadas, mientras les hablaba de un Reino y una Tierra nuevas.

Judas Tadeo y Tomás cuentan que ellos visitaron a los enfermos abandonados de Siloé, llevándoles algunas cositas y de salida ayudaron a un inválido cansado de pedir auxilio a los que pasaban de largo, subiéndolo por la rampa.

Nosotros - dice Simón el ex-leproso - fuimos con Juan y Leví a llevar ropa y alimentos, y a guitarrear un ratito, cantando con los que viven en el Cottolengo. Y de camino, pasando por uno de los asentamientos, vimos a María de Magdala que sonriendo bañaba a los pequeños mientras Natanael que es tan instruído, enseñaba a los mayores los santos Mandamientos.

En eso, del tallercito de carpintero, llegaron Jesús y Santiago su primo, sonriendo contentos, con Judas Iscariote, bastante malhumorado, los tres cansados y sudorosos; dijeron que habían estado fabricando telares y herramientas, para un micro-emprendimiento que querían hacer los pastores, aquellos que aunque los trataron de locos, durante treinta años habían predicado por donde iban, que el Salvador había nacido en Belén...

Yo, calladito, comprendí: nadie tenía grandes riquezas pero TODOS HACIAN ALGO por los más desposeídos.
Entonces, mientras tomaba un mate que me alcanzó Juana de Cusa, pulsé la guitarra y me puse a cantar quedito:



Ilustró: Alondra Evans
Canta: Jota Rivera
Escrito por: Anawin de Jesús en el año 2001

viernes, 2 de octubre de 2009

El Papa y el Rabino


El Papa Juan Pablo II, en una solemne sala del Vaticano, recibe a una de las más altas autoridades religiosas del judaísmo, el gran Rabino del Estado de Israel, Meir Lau.
La formal entrevista se llevó a cabo en fraternal marco y quedó espacio para el relato anecdótico.
Entonces, el religioso judío narró al Sumo Pontífice un hecho acaecido hace largas décadas en una ciudad europea.
Le contó que terminada la Segunda Guerra Mundial, una mujer católica se dirigió al párroco de su pueblo, para hacerle una consulta. Ella y su esposo, tenían a su cuidado, desde los días de la guerra, a un pequeño niño judío que le habían encomendado sus padres poco antes de haber sido enviados a un campo de concentración.
Los padres del niño, desaparecidos en el trágico infierno de la masacre nazi, habían previsto para él un futuro en la tierra de Israel, soñaban con ello.
La mujer se encontraba ante una encrucijada y pedía al sacerdote católico un consejo, ya que su intención era bautizar al niño en agradecimiento por haber sobrevivido a la masacre.
El párroco tuvo una pronta y comprensiva respuesta:’Se debe respetar la voluntad de los padres’.
El citado niño judío fue enviado al entonces naciente Estado de Israel, donde se criaría y educaría.

La anécdota resultó muy interesante para Karol Wojtyla, y pasó a ser más conmovedora aún, cuando el gran rabino le aclaró la identidad de aquellas personas:


‘Usted, Eminencia, era ese párroco católico. Y ese niño huérfano… era yo‘.

Un envío de M. M (ocds)