San José bendito tú has sido el árbol elegido por Dios no para dar fruto, sino para dar sombra.
Sombra protectora de María, tu esposa; sombra de Jesús, que te llamó Padre y al que te entregaste del todo.
Tu vida, tejida de trabajo y de silencio, me enseña a ser fiel en todas las situaciones; me enseña, sobre todo, a esperar en la oscuridad.
Siete dolores y siete gozos resumen tu existencia: fueron los gozos de Cristo y María, expresión de tu donación sin límites.
Que tu ejemplo de hombre justo y bueno me acompañe en todo momento para saber florecer
allí donde la voluntad de Dios me ha plantado. Amén!
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