viernes, 10 de mayo de 2013

MÁXIMAS ESPIRITUALES,

Todo le resulta posible a aquel que cree, y más aún a aquel que espera, y más aún a aquel que ama, y más aún al que en estas tres virtudes persevera. Todos aquellos que está bautizados, y que crecen como es menester, han dado ya el primera paso en el camino e perfección, y se irán perfeccionando mientras perseveren en la práctica de las máximas siguientes:

1. Considerar siempre a Dios y su gloria en todo cuánto hagamos, digamos y emprendamos; que el fin que pretendemos sea ser los más perfectos adoradores de Dios en esta vida, lo mismo que esperamos serlo toda la duración de la eternidad; tomar la firme resolución de superar, con la gracia de Dios todas las dificultades que se encuentran en la vida espiritual.

2. Cuando emprendemos la vida espiritual, hay que considerar a fondo quién somos, y nos encontramos dignos de todo desprecio, indignos del nombre de cristianos, sujetos a toda clase de miserias y a una infinidad de accidentes que nos turban y nos hacen inestables en nuestra salud y nuestros humores, en nuestra disposición interior y exterior, en una palabra, persona a quienes Dios quiere humillar con una infinidad de penas y trabajos, tanto en lo interior como en lo exterior.

3. Hay que creer sin duda que nos resulta ventajoso y agradable a Dios el sacrificarnos a Él, que es habitual en su divina Providencia al abandonarnos a toda clase de estados, sufriendo toda clase de penas, miserias y tentaciones por amor a Dios, tanto tiempo como le plazca, puesto que, sin esa sumisión de corazón y mente a la voluntad de Dios, la devoción y la perfección no pueden subsistir.

4. Un alma es tanto más dependiente de la gracia cuanto a más alta perfección aspira, y la ayuda de Dios le es tanto más necesaria a cada momento cuanto que sin ella nada puede; mundo, naturaleza y demonio le hacen todos a una la guerra de modo tan intenso y continuado que, sin aquel socorro actual y aquella humilde necesaria dependencia, la arrastrarían a su pesar; eso a la naturaleza le parece duro, pero en ello la gracia reposa y se complace."




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