jueves, 8 de octubre de 2009

Las cartas de Juanito


Querido Dios:

Uno vive en este mundo, inmerso en la realidad de esta época, mirando un poco angustiado las cosas que suceden, y se pregunta: - Y yo tan pequeño y tan pobre ¿qué puedo hacer para ayudar a mejorar ésto? -

Y mi imaginación se dispara y me veo en tu humilde hogar, en medio de tu familia y amigos, uno más entre ellos, comentando los sucesos recientes.

Mientras María, tu mamita, acomoda esteras en las habitaciones, haciéndolas lo más cómodas posibles, para dar cama y cobijo a algunos desalojados por no poder pagar el alquiler, y Marta con María de Alfeo amasan el pan y cocinan las verduras y pescado, para alimentarlos, Pedro en la cocina, relata exaltado y gesticulando que se unió a la manifestación de los que reclaman pan y trabajo, y levantan carpas frente al Sanedrín.

Andrés asiente mientras humilde, dice que él sólo pudo socorrer con algunas monedas a varias mujeres que parecían desesperanzadas, mientras les hablaba de un Reino y una Tierra nuevas.

Judas Tadeo y Tomás cuentan que ellos visitaron a los enfermos abandonados de Siloé, llevándoles algunas cositas y de salida ayudaron a un inválido cansado de pedir auxilio a los que pasaban de largo, subiéndolo por la rampa.

Nosotros - dice Simón el ex-leproso - fuimos con Juan y Leví a llevar ropa y alimentos, y a guitarrear un ratito, cantando con los que viven en el Cottolengo. Y de camino, pasando por uno de los asentamientos, vimos a María de Magdala que sonriendo bañaba a los pequeños mientras Natanael que es tan instruído, enseñaba a los mayores los santos Mandamientos.

En eso, del tallercito de carpintero, llegaron Jesús y Santiago su primo, sonriendo contentos, con Judas Iscariote, bastante malhumorado, los tres cansados y sudorosos; dijeron que habían estado fabricando telares y herramientas, para un micro-emprendimiento que querían hacer los pastores, aquellos que aunque los trataron de locos, durante treinta años habían predicado por donde iban, que el Salvador había nacido en Belén...

Yo, calladito, comprendí: nadie tenía grandes riquezas pero TODOS HACIAN ALGO por los más desposeídos.
Entonces, mientras tomaba un mate que me alcanzó Juana de Cusa, pulsé la guitarra y me puse a cantar quedito:



Ilustró: Alondra Evans
Canta: Jota Rivera
Escrito por: Anawin de Jesús en el año 2001

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