sábado, 10 de octubre de 2009

La lamparilla del Sagrario


Ella no dice nada.

No sabe decir nada... pero su silencio habla por ella...

Le vale más callar que hablar. Su palabra es el acto por el que se va consumiendo lentamente delante del Santo de los Santos.

¿No conoce ya bastante, esta lamparilla, la monotonía de los días y la duración de las noches profundas en las que, sola, vela delante de Dios?

Poco le importa, le basta estar aquí, lucecita de alegría para el Amado que ella mira siempre, permaneciendo bajo la gran Luz de Su Rostro.

Permanece aquí donde Él la colocó, sin desear estar en otro sitio.

Si el huracán la agitara o la hiciera sufrir, se callaría también.

Sabe que Él la mira. Se da en cada momento.

Así es su gran Adoración, su Acto perfecto de Amor.

Cuanto más profundas son las noches, tanto más arde en el vacío inmenso del santuario, que su perseverancia tan generosa ilumina como una estrella.

No se ocupa más que de Él, de Aquél que ama, para Quién sólo ella gasta todo lo que es y lo que tiene.

Saca toda su fuerza de esta convicción: ELLA ARDE PARA ÉL.

Carmelitas Descalzas de Valladolid-Campo Grande

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