La Palabra de Dios invita al conocimiento
y a la amistad con Él, a la intimidad del banquete.
y a la amistad con Él, a la intimidad del banquete.
En definitiva, invita a “entrar en el Reino”, es decir,
creer sólo en “Abbá”, comportarse como hijo,
creer sólo en “Abbá”, comportarse como hijo,
pensar en “nosotros” más que en “yo”.
La invitación es al Evangelio, a vivir en el Reino,
no en las tinieblas, no en el juicio, no en el temor,
no en el Sinaí, sino en el Monte de las Bienaventuranzas.
José Enrique Galarreta
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