lunes, 17 de enero de 2011

JOSÉ, EL MÁS PURO AMOR


Mi esposo, del cual tuve tantas pruebas de particular afecto, no tiene el verdadero reconocimiento de las virtudes que le dio Dios. Pero Yo lo conocí en el curso de muchas adversidades y siempre pude admirar como las enfrentaba.


¡Cuánta paciencia en Mi José y qué adoración por Jesús! No parecía un Padre en nuestra casita sino su más fiel discípulo puesto que fue el primer hombre que recibió instrucción de El, guía y consuelo.




Era una criatura llena de Dios, tan llena que aceptó, soportó y venció las pruebas que se dan a los elegidos del amor puro.
¡Ah! Mi esposo era más grande que un Serafín, más excelso que Miguel y más puro que todas las almas que brillaron y que brillarán después de Mí.
Cuánto cuidado puso en protegerme de la persecución desencadenada por Herodes y recuerden la asidua vigilancia que practicó Conmigo, mientras habría podido acusarme como a una traidora cualquiera.

El José que trabajaba como artesano es poca cosa, si bien lo hizo de manera ejemplar.
Al José grande lo deben ver como discípulo de Jesús, discípulo muy oculto pero sublime.
A veces se piensa que la paz de nuestra casita ha sido fruto de una Gracia especial que Nos dio el Padre, sin reflexionar que esa paz no era sólo Gracia, sino también conquista de cada día.

Ustedes sólo conocen el portal de la casa, pero cuando suban un poco, verán que cada peldaño cuesta fatiga y nadie lo sube sin esfuerzo. Por eso las Gracias que recibimos eran fruto del generoso amor de nuestro Hijo Santísimo, pero dadas con pleno desprendimiento de nosotros mismos, de lo contrario, ¿qué podía premiar en el Cielo Mi Jesús?


José era puro, se dice y es verdad, pero Yo deseo añadir algo sobre su pureza. Equivale a castidad, pero la pureza de Mi esposo tenía una fragancia especial: era una pureza tal que podía y puede estar muy cerca a la Mía. Se la puede representar con un gran manojo de lirios cultivados en un campo circundado de rosas, es decir, era una pureza que tenía por horizonte el más santo amor que un esposo pudiera alimentar por la esposa.


Si los hombres quisieran, podrían ser preservados de muchas manchas recurriendo a José. Bastaría que pidan de corazón que los resguarde de toda impureza para honrar los actos de pureza en los cuales me trató a Mí, su esposa, María

Desconozco origen del texto.

lunes, 10 de enero de 2011

RETORNO A GALILEA

RETORNO A GALILEA – RENOVACIÓN BAUTISMAL


“Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo” (Act 10, 37).


Galilea, la tierra de Jesús, el origen del Evangelio, la referencia fundante del cristianismo. Volver a Galilea es volver a casa. Retorno fascinante.

Volver al olor de la humedad embriagadora del Lago de Genesaret, a la templada y cálida acogida maternal, amable.
Volver a Galilea, tierra nazarena, devuelve al ser la memoria primera, la de llevar en las facciones la semejanza divina, la del Hijo de María, el primero de los hijos de los hombres.
Volver a Galilea es volver a casa, al agua que reengendra y concede filiación divina, relación amiga, compañera, tras la voz del que llama al seguimiento.
Volver a casa es volver a la mesa bien dispuesta, remecida de pan multiplicado, saciedad frente a toda indigencia del que busca pan partido, fuerza de resistencia, donde se descubre que siempre se recibe más de lo que se entrega.
Volver a Galilea es volver a la Iglesia, a la casa madre, al sentido de pertenencia, y recobrar la posibilidad de recorrer el camino compañero, en familia y en fiesta.
Volver a Galilea es volver a la intimidad doméstica, donde se escucha el testamento y se siente de nuevo el amor primero, que hace estallar el corazón al confesarlo, por el recuerdo de las veces que ha sido herido y roto.

La vuelta a Galilea restaura la memoria, y la noche aciaga se convierte, al alba, en cosecha remecida de peces y de brasas que iluminan los ojos, encienden el corazón y mueven a los labios a confesar, sin pudor, el amor del alma.

Tomado de
Blog de Ángel Moreno, de Buena Fueste del Sistal
Publicado en Religión Digital - 10/1/10

domingo, 9 de enero de 2011

ORACIÓN DEL PADRE/MADRE

Hijo mío, hija mía
que estás en el mundo.

Eres mi gloria
y en ti está mi reino.
Eres mi voluntad y mi querer.
Tu nombre es mi gozo cada día. 

Te amo.
Te alzo y sostengo.
Te doy todo lo que es mío
-el pan, los hermanos, el Espíritu-.


Quiero que vivas feliz
y que ayudes a vivir.
Te perdono siempre
y te pido que perdones.
No temas.
Yo te libraré del mal
y de todas sus redes.
Día y noche pienso en ti.
Hijo mío. Hija mía.
                    Ulibarri, Fl.

BAUTISMO DE JESÚS - Fiesta - (Fin del tiempo de Navidad)

sábado, 8 de enero de 2011

REINA Y HERMOSURA DEL CARMELO



Fotografias cedidas por Miguel Ángel Consuegra Molina de la Virgen del Carmen de Úbeda., al Carmen de esa ciudad
Música: Ave María. Coro Llama de Amor Viva